Ejercicio físico durante la radioterapia: cómo moverte con seguridad y sentirte mejor

La radioterapia es uno de los pilares del tratamiento oncológico. Puede salvar vidas, reducir tumores y aliviar síntomas. Pero también puede venir acompañada de efectos secundarios como fatiga, inflamación, pérdida de movilidad y cambios en el ánimo.

En ese contexto, es común preguntarse: ¿puedo hacer ejercicio durante la radioterapia? ¿Es seguro moverme? ¿Y si me encuentro demasiado cansado?

La respuesta, en la mayoría de los casos, es sí. El ejercicio físico, bien adaptado, no solo es seguro durante la radioterapia, sino que puede ayudarte a sentirte mejor física y emocionalmente.

¿Es seguro hacer ejercicio durante la radioterapia?

Qué dice la evidencia científica

Estudios recientes han demostrado que la actividad física durante la radioterapia mejora la tolerancia al tratamiento, reduce la fatiga y ayuda a mantener la capacidad funcional. No hablamos de entrenamientos intensos, sino de movimiento adaptado, regular y guiado.

Organismos como la Sociedad Americana de Cáncer y el Colegio Americano de Medicina del Deporte recomiendan seguir haciendo ejercicio siempre que sea posible, adaptándolo al estado físico del paciente.

¿Cuándo conviene tener más precaución?

Hay que ser prudentes si existen:

  • Irritaciones cutáneas graves.
  • Dolores intensos o zonas inflamadas por la radiación.
  • Dificultad para respirar o mareos.
  • Estado general muy debilitado.

La clave está en adaptar, no en evitar. Incluso si solo puedes hacer respiraciones, estiramientos o movimientos suaves, eso ya cuenta.

Beneficios del ejercicio físico durante la radioterapia

Reducción de la fatiga

La fatiga inducida por la radioterapia es muy común. Paradójicamente, el ejercicio es uno de los mejores tratamientos no farmacológicos para combatirla.

Caminar, movilizar articulaciones o hacer ejercicios de fuerza ligera ayuda a activar el sistema circulatorio y linfático, mejorando la sensación de cansancio extremo.

Mejora del estado de ánimo y la movilidad

Moverte estimula la liberación de endorfinas, ayuda a mantener una rutina, y contribuye a sentirte más tú, más fuerte y menos “paciente”.

Además, mantener movilidad articular previene rigideces o compensaciones que podrían aparecer con el tiempo.

Mantenimiento de la masa muscular

Durante la radioterapia, la pérdida muscular es silenciosa pero progresiva. Hacer ejercicios adaptados puede ayudarte a conservar tu fuerza y facilitar tu recuperación posterior.

Tipos de ejercicio recomendados

Según la localización del tratamiento

  • Radioterapia torácica o abdominal: ejercicios respiratorios, caminatas, movilidad suave.
  • Radioterapia en extremidades o columna: trabajo de fuerza adaptado, ejercicios en el suelo o sentado.
  • Zona pélvica o ginecológica: ejercicios de core, movilidad de cadera, caminar.

Según tu estado físico actual

  • Alta energía: caminatas largas, bici suave, ejercicios con bandas.
  • Energía media: movilidad articular, fuerza con el propio peso, respiración activa.
  • Fatiga alta: ejercicios en cama o silla, respiraciones, estiramientos suaves.

Casos reales: cómo moverse aunque tengas efectos secundarios

Luis, 68 años, recibía radioterapia por un tumor en próstata. Durante el tratamiento, manteníamos una rutina de 3 días a la semana con ejercicios respiratorios, fuerza suave con bandas y caminatas de 15 minutos.

Aunque notó fatiga en la tercera semana, siguió moviéndose de forma segura. Resultado: menos dolor, mejor digestión, mejor descanso nocturno y una recuperación más rápida tras finalizar el ciclo.

Recomendaciones prácticas para empezar con seguridad

  • Habla con tu oncólogo o radioterapeuta sobre tu intención de hacer ejercicio.
  • Consulta a un profesional especializado en ejercicio oncológico.
  • Empieza poco a poco. Incluso 10 minutos al día son útiles.
  • Escucha tu cuerpo y adáptate cada día.
  • Combina movilidad, respiración y algo de fuerza ligera.
  • Evita zonas irritadas o dolorosas, y prioriza el confort.

Conclusión

El ejercicio físico durante la radioterapia no solo es seguro, sino que puede ayudarte a atravesar el tratamiento con más energía, autonomía y calidad de vida.

Moverte no es un lujo ni un riesgo: es una forma de cuidarte en medio del proceso.

¿Estás en tratamiento y no sabes cómo empezar?

Puedes explorar otros artículos del blog o escribirme y diseñamos juntos una rutina adaptada a tu situación.

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