Ejercicio en cáncer de cabeza y cuello: prevenir la pérdida de masa muscular y adiposidad

El cáncer de cabeza y cuello (CEC) afecta no solo a las zonas anatómicas específicas, sino también al estado nutricional y la composición corporal del paciente. La radioterapia, quimioterapia y cirugía intensifican la pérdida de masa muscular (sarcopenia) y favorecen el aumento de grasa corporal, lo que puede perjudicar la calidad de vida, complicar los tratamientos y reducir la supervivencia.

En este contexto, el ejercicio —bien diseñado y adaptado— se erige como una herramienta terapéutica clave para frenar la degradación muscular y mejorar la adiposidad, con evidencia creciente que avala su eficacia.

¿Por qué la masa muscular es clave en el cáncer de cabeza y cuello?

La pérdida de masa muscular en pacientes con CEC sucede por varios motivos:

  • Catabolismo aumentado debido al proceso tumoral y tratamientos.
  • Inflamación crónica que favorece el desgaste proteico  .
  • Inactividad física, ya que hay más desuso muscular lo que perpetúa la debilidad ().

Esta pérdida conlleva efectos negativos: caídas, menor movilidad, fatiga, menor tolerancia a tratamientos, peor pronóstico y calidad de vida deteriorada.

¿Qué ejercicios funcionan para prevenir esta pérdida muscular?

Ejercicio multidimensional: aeróbico + de resistencia

La evidencia sugiere que:

  • La combinación de ejercicio aeróbico (por ejemplo, caminar, bicicleta) con resistencia (bandas, pesas, fuerza) promueve la síntesis proteica y reduce la inflamación  .
  • Solo la resistencia puede no ser suficiente durante el tratamiento, mientras que la combinación muestra resultados más prometedores  .
  • Tras finalizar el tratamiento, la entrenamiento progresivo de resistencia ha demostrado restaurar masa magra, fuerza y calidad de vida  .

Parametrizando el ejercicio (principios FITT)

Según estudios, los programas deben seguir:

  • F (Frecuencia): 2–3 veces/semana.
  • I (Intensidad): moderada (50–70 % de la capacidad) y progresiva.
  • T (Tiempo): sesiones de 30–60 min.
  • T (Tipo): aeróbico + resistencia, enfocando grandes grupos musculares  .

Este enfoque permite ir aumentando la carga de forma segura y eficaz.

Beneficios reales del ejercicio en CEC

  • Mejora de fuerza y masa muscular: los programas combinados y la resistencia progresiva muestran resultados positivos  .
  • Reducción de la inflamación: el ejercicio aeróbico ejerce un efecto antiinflamatorio, útil para combatir la caquexia  .
  • Mejor calidad de vida y fatiga: estudios reflejan mejoría en la fatiga y bienestar emocional  .
  • Mayor capacidad funcional: caminar mejor, subir escaleras, retomar tareas cotidianas ().
  • Reducción de mortalidad general en cáncer: la evidencia muestra que una buena fuerza muscular y capacidad aeróbica se asocia a una reducción del riesgo de mortalidad entre 31–46 %  .

¿Cómo empezar? Guía práctica

  1. Consulta médica: imprescindible antes de iniciar cualquier ejercicio, para adaptar el plan según tu estado actual.
  2. Comienza despacio: 5–10 minutos de calentamiento, seguido de 15–20 min de caminar suave.
  3. Incluye fuerza: 2–3 días por semana, 8–10 ejercicios (brazos, piernas, core), 2 series de 8–12 repeticiones.
  4. Progresión gradual: aumentar repeticiones, intensidad o añadir resistencia (bandas, mancuernas).
  5. Flexibilidad y movilidad: estiramientos cervicales, de hombros, para mitigar rigidez posquirúrgica o post-radioterapia  .
  6. Apoyo interdisciplinar: nutricionista para asegurar ingesta proteica, fisioterapeuta o profesional de la actividad física adaptada .
  7. Regularidad y motivación: fijar un horario fijo, registrar progresos, incluir a familiares o hacerlo en grupo .

Conclusión

En resumen, combinar ejercicio aeróbico y de resistencia de forma progresiva y adaptada puede ser una herramienta poderosa para:

  • Preservar o recuperar masa muscular.
  • Reducir inflamación y adiposidad no saludable.
  • Mejorar fuerza, energía y calidad de vida.
  • Aumentar la tolerancia a los tratamientos y, potencialmente, mejorar la supervivencia.

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