Recibir un diagnóstico de cáncer suele poner el mundo del revés. Y, entre pruebas, visitas y decisiones médicas, a menudo queda una pregunta sin responder: ¿puedo hacer algo ahora para preparar mi cuerpo antes de que empiece el tratamiento?
La respuesta es sí. El ejercicio físico antes de comenzar la quimioterapia, la cirugía o la radioterapia puede marcar la diferencia en cómo afrontas el proceso y cómo te recuperas después. A este enfoque se le conoce como prehabilitación oncológica y está respaldado por la evidencia científica.
Hoy quiero contarte en qué consiste, por qué este momento es clave y cómo moverte puede ayudarte a llegar más fuerte al tratamiento.
¿Qué es la prehabilitación oncológica?
La prehabilitación consiste en realizar un programa de ejercicio físico adaptado en las semanas previas al inicio del tratamiento oncológico, con el objetivo de mejorar la condición física, mental y nutricional del paciente.
El impacto del ejercicio antes de los tratamientos
Varios estudios han demostrado que los pacientes que llegan al tratamiento con mejor capacidad funcional tienen menos complicaciones, se recuperan antes y toleran mejor los efectos secundarios.
El cuerpo, como cualquier sistema, responde mejor al estrés (en este caso terapéutico) cuando parte de una base más sólida.
¿Por qué este momento es clave?
El diagnóstico suele ir seguido de un tiempo de espera antes de comenzar el tratamiento: puede ser una o dos semanas, o incluso más. En ese espacio, muchos pacientes entran en una fase de shock, incertidumbre y pasividad.
Convertir ese tiempo en una ventana de acción consciente, a través del movimiento, es una forma de tomar las riendas. De cuidar el cuerpo y, con ello, también la mente.
Beneficios del ejercicio antes de la quimio, radio o cirugía
Mejora de la capacidad funcional y tolerancia
Hacer ejercicio mejora tu condición cardiorrespiratoria, tu fuerza muscular y tu estado general. Esto se traduce en una mayor capacidad para:
- Afrontar la fatiga.
- Mantener la masa muscular durante el tratamiento.
- Recuperarte más rápido tras cirugías o sesiones intensas.
Reducción del tiempo de hospitalización y complicaciones
La evidencia señala que los pacientes que se preparan físicamente antes de una cirugía oncológica tienen:
- Menor riesgo de infecciones.
- Menos días de ingreso hospitalario.
- Menos complicaciones postoperatorias.
Esto también se ha visto en pacientes que inician la quimioterapia con buena capacidad funcional: toleran mejor las dosis y tienen menos interrupciones.
Impacto emocional: recuperar el control
El ejercicio también tiene un efecto psicológico muy potente: da estructura, eleva el estado de ánimo y devuelve la sensación de control en un momento donde todo parece tambalearse.
Muchos pacientes dicen: “Al menos hay algo que puedo hacer por mí”.
¿Qué tipo de ejercicio se recomienda antes del tratamiento?
Valoración inicial y personalización
Lo ideal es comenzar con una valoración funcional inicial por parte de un profesional con experiencia en ejercicio oncológico. A partir de ahí, se diseña un programa adaptado al tipo de cáncer, al estado general del paciente y al tratamiento que va a recibir.
Fuerza, capacidad aeróbica y respiratoria
El programa suele incluir:
- Ejercicio de fuerza funcional: para mantener la masa muscular (sentadillas, empujes, tracciones).
- Ejercicio aeróbico moderado: como caminatas, bicicleta estática o elíptica.
- Ejercicios respiratorios: especialmente si habrá cirugía torácica o abdominal.
La frecuencia ideal: 3–5 veces por semana, combinando estímulos y respetando el descanso.
Cuándo empezar y cómo adaptar el ritmo
Lo mejor es empezar desde el momento en que se confirma el diagnóstico y se sabe que habrá tratamiento. Cuanto antes se inicie, mayor será el beneficio, aunque incluso una semana puede marcar la diferencia.
La intensidad debe ser siempre moderada al inicio, con foco en la calidad del movimiento y en la regularidad, no en la exigencia.
Caso práctico: empezar a moverse antes de la quimioterapia
Ana, 51 años, diagnosticada con cáncer de ovario. Tenía dos semanas antes de comenzar el tratamiento de quimioterapia. Empezamos con caminatas de 15 minutos, ejercicios suaves de fuerza con su propio peso corporal y trabajo respiratorio en casa.
Cuando empezó la quimio, no solo había ganado condición física, sino también confianza. En sus palabras: “Ya no sentía que el tratamiento me iba a arrasar. Me sentía fuerte y preparada.”
Su fatiga fue menor de lo esperado, mantuvo su independencia y, tras terminar el ciclo, su recuperación fue mucho más rápida de lo previsto.
Recomendaciones prácticas para dar el primer paso
- Consulta con tu oncólogo si hay alguna contraindicación específica.
- Busca acompañamiento profesional, aunque sea online.
- Empieza con 20 minutos al día de actividad moderada.
- Combina ejercicios de movilidad, fuerza ligera y caminata.
- Hazlo en un entorno que te motive y acompañe.
- Recuerda: no se trata de entrenar fuerte, sino de activar el cuerpo con conciencia.
Conclusión
El ejercicio antes del tratamiento oncológico no es solo una opción segura: es una oportunidad real de mejorar tu recuperación, tu bienestar y tu calidad de vida desde el primer momento.
Si estás a punto de empezar quimioterapia, radioterapia o una cirugía oncológica, este es tu momento para actuar. El cuerpo lo agradecerá y tú también.
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